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La NASA está evaluando un plan de contingencia en colaboración con SpaceX para el posible regreso de dos astronautas a la Tierra. Se pondrá en marcha si el avión Boeing implicado en el transporte sigue teniendo problemas técnicos que le impiden entrar en la atmósfera.
Es posible que los astronautas Barry “Butch” Wilmore y Sunita “Suni” Williams, que han estado en la Estación Espacial Internacional desde el 6 de junio, tengan que esperar hasta febrero de 2025 para regresar. Esto se debe a que su regreso dependería de la misión Crew-9 de SpaceX programada para septiembre.
Los funcionarios de la NASA revelaron que deben tomar una decisión a mediados de agosto sobre la viabilidad de utilizar la nave espacial CST-100 Starliner de Boeing para traer de regreso a los astronautas.
Si esto fuera inviable, la alternativa implicaría utilizar la nave espacial SpaceX para el rescate. Esta posibilidad surgió luego de que el Starliner experimentara fallas de acoplamiento en la estación espacial, además de fugas de helio y problemas con los propulsores que requirieron un reinicio.
«Estamos analizando más de cerca esta opción para garantizar que podamos gestionarla de forma segura», dijo Ken Bowersox, administrador asociado de operaciones espaciales de la NASA. Afirmó durante una entrevista que el regreso no tripulado del Starliner es una posibilidad cada vez más considerada dadas las complicaciones recientes.
Boeing todavía cree en el regreso de los astronautas
Boeing, por su parte, tras la rueda de prensa de la NASA, reiteró su confianza en el vehículo Starliner. Sin embargo, no pasó por alto los desafíos que ha estado enfrentando para poder completar la misión.
“Seguimos creyendo en las capacidades del Starliner y su lógica de vuelo. Si es necesario cambiar la misión, tomaremos las medidas necesarias para configurarla para un regreso no tripulado”, dijo la compañía en un comunicado.
Además de los problemas técnicos, el Starliner también ha sufrido importantes retrasos y fallos en pruebas anteriores, que ya han dado lugar a una acumulación de sobrecostos de alrededor de 1.600 millones de dólares desde 2016. Recientemente, Boeing anunció un coste adicional de 1.600 millones de dólares. $125 millones debido a problemas que enfrenta el programa.
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Mientras la NASA y Boeing continúan evaluando las condiciones de seguridad del Starliner atracado en la estación, las pruebas en el Centro de Pruebas de White Sands revelaron que el sobrecalentamiento de los sellos de teflón puede haber provocado que los propulsores fallaran.
«No podemos decir con total certeza que los problemas observados en órbita sean idénticos a los replicados en las pruebas en tierra», explicó Steve Stich, director del programa de tripulación comercial de la NASA.
Fuente: O Globo
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